DON JOSÉ MANUEL LORENZO SALMERÓN

2012

 

Y el pregón llega a su fin …………….perdonar ….. pero creo que al pasar del ordenador a la impresora se han perdido por el camino folios, si ya lo dice mi jefe y mi amigo Juan Pedro lo refrenda, la informática no es lo mío. Lo siento presidente terminamos antes, si no estamos en lo que estamos. ……..Pero ya se lo que falta y para ello no me hace falta leerlo porque está escrito en mi corazón. Hay unos titulares que no han sido nombrados en este pregón y mucho de vosotros lo sabéis, porque a pesar de que hoy podía haber habido algunas butacas libres, yo no me puedo olvidar de ellos, al igual que hiciera mi hermano mayor que cuando le dio un susto el corazón, no sé cómo lo hizo pero se vio montado en un helicóptero, no para llegar antes sino para estar más cerca del cielo y que sus oraciones y la mano de Padre Jesús fueran las que llegaran antes y así paso. La que forman algunos para montarse en helicóptero y gratis. La Semana Santa de Ronda estaría incompleta sin Padre Jesús y la Virgen de los Dolores. Cuando llegue a Ronda huérfano de cofradías, me encontré con un amigo, que me dejo compartir lo más preciado para él, me enseño un barrio, una fuente, una Iglesia, una Hermandad, unos Titulares y hasta hoy, gracias Javier. Iglesia donde se forma la primera fila de nazarenos el primer Viernes de Marzo en el besapiés de Padre Jesús. Todos irán dejando un trozo de ellos mismos a los pies del Señor. Los que hemos tenido la suerte de estar limpiando los pies del Nazareno, sabemos con la fe y con la devoción con la que se acercan a Padre Jesús. Casi todos besan el talón, tocan la cruz y se marchan. Otros se quedan mirando como con miedo de contemplarlo tan cerca, luego, cuando ya no le ven la cara, le rezan y saben que aunque les dé la espalda escucha su oración. Cuántas alegrías, cuantas angustias, cuántas penas y cuántas dudas encierra esa cruz. El evangelio de Lucas nos dice: “entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no había podido ser curada por nadie, se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró el flujo de sangre.      Jesús dijo: « ¿Quién me ha tocado?» Eso mismo parece decir Padre Jesús cada vez que alguien le toca la túnica pidiéndole por la salud suya o de su familia. Al ver con la devoción, cariño, respeto y fe con la que se acercan a besarle el talón, me viene una reflexión.   No tendremos nosotros, los miembros de Junta, los que diariamente estamos por la hermandad, los que tanto presumen de ser costaleros suyo, los que de tanto verlo y tocarlo creemos que Padre Jesús es solamente nuestro, que aprender de todos esos fieles que se acercan anónimamente a Padre Jesús, solamente a pedirle y a darle las gracias por lo recibido. Ellos no llevan la medalla al cuello, ni se pelean por las tarjetas de relevo, ni por ser capataz o llevar la sudadera para que todos vean que son costaleros, ellos no saben de varas doradas, sillones de privilegio, músicas o pasos nuevos, ellos llevan solamente el cariño y el corazón en su oración hacia Padre Jesús y su bendita Madre la Virgen de los Dolores. Y hacen realidad las escrituras “Señor yo no soy digno de que entre en mis casa pero una palabra tuya bastara para sanarle”. Ellos son, los auténticos hermanos en Padre Jesús.

Cuando se abre la puerta y la Cruz de guía se sitúa en el centro, un clamor se hace en las inmediaciones de la fuente de los ocho caños, al poco el paso de Padre Jesús se asoma al dintel de la puerta, la expectación toma su grado máximo, un respetuoso silencio se hace como si no se creyeran que Padre Jesús está en la puerta, pero en cuanto salen las primeras trabajaderas todo cambia, los sentimientos empiezan a florar y los aplausos, vivas y oraciones junto con las lágrimas de emoción rompen la noche rondeña. Padre Jesús ya está en la plaza y empieza su caminar por la calle de la Amargura en que se convierten las empinadas calles del barrio, hasta llegar a la plaza de los Descalzos y mostrar pleitesía a sus hermanos de gubia, y de allí bajar hasta la plaza del Socorro para enfilar la calle de los Remedios y otra vez estar en su barrio. Cuando vuelve, los costaleros estarán cansados y pensaran que las fuerzas le flaquean, pero lo cierto es que el paso pesa más, no por el cansancio sino por la cruz. Que ilusos fuimos al intentar poner una cruz más liviana a Padre Jesús, la cruz de Padre Jesús no está hecha de madera, está hecha de noches de hospital, de tarjetas del paro, de pañuelos rosas disimulando en las cabezas de mujeres, de destierros obligados en busca de un jornal, de jeringuillas, de alcohol, de sueldos tirados en el juego, de soledades por la edad, de ausencias en las carreteras, si costalero, esa es la cruz de Padre Jesús y por eso pesa más porque él ha ido recogiendo todas nuestras cruces y hay esta, frente a su gentes, en su barrio, esperando que alguien le iguale y cargue con la cruz de los más necesitados, hay está esperando que yo, que tú , que todos seamos auténticos Cirineos de un Dios vivo, para ayudarle con la pesada carga de la cruz de salvación.

Mientras la Virgen de los Dolores en su grandioso paso de palio ira detrás de su Hijo, como siempre acompañándolo y pasando desapercibida, pero su belleza le hace que sea imposible y todo el mundo se fija en ella. Ella va llenando de dulzura la madrugada Rondeña, llevando cariño y protección a todos sus fieles, con esa forma con que la llevan su impresionante cuadrilla de costaleros, suave, parsimoniosa, imprimiéndole a las bambalinas esa gracia que parecen que jueguen a apagar la candelaria de su paso palio. Madre de los Dolores, que te digo yo ahora, que no te haya dicho antes, todo te lo han dicho tus hijos en las largas colas de tu besamanos, en los momentos de oración al finalizar la misa y dirigirse a tu camarín, de esa conversación sin palabras solo con lágrimas en tu recorrido procesional, yo solo sé decirte con la fe de cristiano, la admiración de cofrade y el orgullo de pertenecer a tu hermandad, Dios te salve Dolores, Reina de los cielos y de Tu barrio, Madre de Dios y Madre Nuestra, porque te querrán en los cielos y la tierra, te dirán piropos y poemas, te admiraran todas las naciones, pero como en el barrio de los ocho caños, desengáñate Virgen María como te quieren en tu hermandad, así nunca te querrán.

 

Ahora si que llega la hora del final, pero este pregón no tiene un fin, no tiene un he dicho, ni un ahí quedo, no. Ahora, justamente, ahora, empieza vuestro pregón, el verdadero pregón ese pregón que cada uno escribe preparando, limpiando, montando vuestros tronos, ese pregón que escribís cada uno cuando de la mano lleváis a vuestros hijos o nietos y les enseñáis a rezar delante de unos titulares, ese pregón que hacéis cuando os ponéis un costal, una faja o una almohadillas para ser los pies de Dios en la tierra, pregón que hacéis cuando os ponéis vuestra bendita túnica de nazareno.

Mira, hermano cofrade: tu Cristo y tu Virgen son lo mejor del mundo entero. Y yo lo sé. Y siento que no lo haya podido explicar, que no he podido describir los sentimientos cuando tu Cristo se asoma por las esquinas del templo y llega, tras El, tu Virgen y no hay palabra, ni verbo, ni frase que se aproxime. Al terminar vuestra estación de penitencia estaréis cansando por el largo caminar quizás con los pies descalzos desde los barrios de San Cristóbal, la Dehesa, San Francisco o Padre Jesús, con los tobillos rotos por romper con cadenas el silencio en la noche del Miércoles Santo, con la señal en el hombro por haber llevado una cruz o un varal, con las manos manchada por la cera de un cirio verde, con el moratón en el cuello por el divino roce de una trabajadera, pero estaréis satisfecho porque sabemos que la historia termina bien y nuestro hermano Jesucristo resucitara al tercer día y entonces todos seremos costaleros, horquilleros de un Dios vivo que se hace presente en nuestras vidas y en las vidas de los demás, porque Dios vive en cada uno de nosotros y los cristianos, los cofrades, anunciamos su muerte, proclamamos su resurrección, ven, ven Señor Jesús y guías nuestra vidas hacia tu Reino eterno. Pero antes una súplica, los cofrades no debemos de quedarnos encerrados en nuestras casas de hermandad, en las sacristías de nuestros templos, somos parte de la Iglesia universal, tenemos que estar con ella en estos tiempos. Cristiano de antifaz puesto un día al año, el resto con la cara descubierta, trabajando en la sociedad, predicando con el ejemplo, siendo lo que hoy en día nos demanda la Santa Madre Iglesia, cofrades, cristianos, valientes, atrevidos, formados, comprometidos con la nueva evangelización y con el prójimo mas necesitado, no se os olvide.

Y ahora dejarme que me marche como lo que soy, un Nazareno de morado de vuelta a casa con el antifaz puesto en la madrugada eterna del Viernes Santo Rondeño, dejadme que me vaya despacio como se va por la trasera grabándose en nuestras pupilas el paso palio de la Virgen de los Dolores, despacio como se torea en la maestranza, despacio y en silencio como se llevan los amores no correspondido de adolescencia, en silencio como se pasea a la Sangre de Cristo en Ronda, despacio y en silencio, pero eso si siempre como el Señor de la Oración en el Huerto, rezando y siempre mirando al cielo, buenas noches y que Dios os bendiga. Gracias

 

  

 

 

 

ANTIGUA Y VENERABLE HERMANDAD DE  NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO

Y NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES.

 

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