III EXALTACIÓN COFRADE 18 DE MARZO DE 2007.

FRANCISCO MENA.

 

Me pidió la Junta de Gobierno de la Hermandad que hiciera una exaltación, una especie de pregón festivo.

A mí me gustaría empezar como un cofrade más, alguien que va detrás, como rondeño o cualquiera que viene desde lejos.

La mayoría de los que estamos aquí, al mirarlo mostramos agradecimiento. Si hay alguien que tenga que expresar su gratitud, ése soy yo, como un humilde hermano de fila o una de esas promesas que van tras su paso.

Sr. Alcalde, Hermano Mayor y Junta de Gobierno, dignísimas autoridades, queridos amigos, hermanos, cuadrilla de costaleros, ahora sí vamos a hablar de Padre Jesús y de su bendita Madre.

Me sugería Jaime que contara cosas mías, aunque de algunas ni me acordaba:

¿Qué siento cuando lo veo? Es muy difícil explicarlo. Mis amigos saben que cuando entro por esa puerta, lo primero que hago es mirarlos y digo: A ver la carita que tienen hoy. Y todos los años me voy en la misma dirección, no lo puedo remediar, no sé lo que pasa, quizá atracción; mi madre es la responsable de que haya calado desde mi infancia.

Barrio cofrade, sobre todo humilde. Siempre con dos citas obligadas: el Besapié y la Semana Santa para ver a su más antiguo e importante Vecino.

Quisiera recordar ahora a Paco Chaves, Torelli, Veneno Todos de esa quinta de cuando yo era niño y salía portando la cera. Me hicieron comprender que era importante, ponía los pelos de punta y no podías explicarlo.

Pasa el tiempo y compruebo cómo cada año en ambas puertas, se dan cita miles de personas para contemplar, en principio, una estación penitencial más.

Un año lo retransmití para fuera de nuestra ciudad y me gustaría dejaros con esas impresiones: Imaginaos donde estamos ahora. Se hace el silencio, los dos Pasos montados, la candelería del palio es lo primero que te llama la atención, esa brillantez que tiene el rostro de la Virgen es difícil ver en la calle.                            

Eso a un lado y como decíamos, frente a Padre Jesús se viven momentos de nerviosismo, porque los costaleros están ultimando los detalles.                                       A mí me gusta mucho, y lo saben, subir a ese cuartito, como sala de espera de lo que es más grande para ellos, y escuchar comentarios graciosos, siempre sobre lo mismo, cómo han ido los ensayos, vamos a hacer esto, prepárame el costal”….                 Poco a poco, a fuego lento, se va preparando para que el puchero de la salida salga como sale, una revirá en el centro...

Se hace silencio y ya empieza a escucharse tras esa puerta, el rumor de la calle, y lo digo así de claro, bofetá” es lo que te llevas cuando al abrirse te encuentras la Cruz de Guía y sólo ves caras mirando orientadas hacia el Nazareno. Esa es la primera impresión que percibes. Los amigos de los medios de comunicación que están aquí, los que tenemos esa suerte, nos quedamos cortaos, porque no sabemos qué pintamos en una rampa tan estrecha y la gente teniendo envidia de ti.

Empieza la primera trabajadera a bajar, el Himno Nacional, y esa bofetá” va aumentando, tanto que tú te callas, escuchas el interior, los rezos y esos deseos de todo un año preparándote para sacarlo.

Yo decía en aquella retransmisión que había cientos de personas y todas en un mismo sitio para tocarle los faldones, tenerlo más cerca, lanzarle un clavel; muchos caían al entarimado y me dedicaba a cogerlos y a echarlos encima de ese calvario que siempre lleva.

Esa multitud es su cuadrilla y no tiene capataz, pero sin embargo, a una espera que termine la marcha, para aplaudir a rabiar, para gritar ¡Viva Padre Jesús! y empezar a llorar, porque lo bonito de estar su lado, no es solamente tenerlo   cerca, es que miras en todas direcciones y sientes los llantos y la gente que han venido de cualquier punto de España, para ver la salida del Jueves Santo. Hay lágrimas, hasta momentos de histeria colectiva y que son parte de nuestra identidad. El que está en la acera se convierte en un nazareno más y eso precisamente es lo que ocurre aquí.

Y ahora me dirijo a los que vais debajo, porque esas voces que a mí me llegan en directo, abajo quedan como amortiguadas, se confunden con los sones de la banda y hacen algo que van a permitir ustedes que lo diga, pero que tenía que incluirlo en esta exaltación: el año pasado tuve la suerte de que la cuadrilla y su capataz me dedicasen la primera levantá. Yo no sé cómo reaccioné, lloré y lloré como se pueden imaginar, porque ya no iba a retransmitir más a mi Padre Jesús y les dije algo que va también para la cuadrilla de la Señora, que no sé si será un poco irreverente, pero me salió del alma: Sois los pies de Cristo en las calles de Ronda y lo seréis siempre.

Así ha sido mi pasado retransmitiendo la salida de Padre Jesús y la Virgen de los Dolores.

Todo lo contado anteriormente se puede aplicar al palio, pero a mí me gustaría ya que estoy contando momentos muy especiales, si pudierais lo escucharais aquí dentro, cuando esa primera levantá hace que las bambalinas de plata Meneses suenen como la mejor de las Orquestas, como la mejor Agrupación Musical y que cualquier marcha posterior sea mero acompañamiento, el resto lo tenemos en la calle, pero aquí dentro es donde se escucha la verdadera música, ese trocito, esa revirá que da hasta la puerta, esas campanitas sonando, es lo que te hace encoger el corazón, mirar para arriba, ver de nuevo la candelería y ver cómo le brilla la cara.

Esas vivencias en el templo, tal vez muchos de vosotros habéis vivido si sois hermanos,, coincidiréis conmigo. Ahí está la auténtica Hermandad, esos deseos de que todo vaya bien en la calle, sobre todo hacerlo mejor, para los que vienen de fuera y manifiestan su fe. Alguien puede decirme que eso es adornar, ¿de qué forma?, andando, meciendo, con música, pero es que somos así, a nosotros nos gusta embellecer lo más sagrado.

Y después de todo eso, imaginaros los dos pasos en la cuesta de Sta. Cecilia, yo siempre vuelvo la mirada a algo que para mí es lo más importante y que hoy comenzaba el pregón diciendo, cuando tú ves a miles y miles de personas descalzas, algunas de rodillas y otras que no han dormido en toda la noche porque querían estar ahí con un cirio, yo me acuerdo de aquellas velas con el cartón

Si una persona viene para ir detrás, cuando quiere estar con su Virgen de los Dolores y desde tan lejos, es por algo.

Esta Cofradía tiene además la ventaja de que la gente no aguarda a vestirse de nazareno para salir, la espera en las calles para adentrarse en el cortejo,   cumpliendo una promesa o en acción de gracias.

Me referiré a una señora con la que coincidí. Me decía que tenía un familiar enfermo y que estaba ahí, no para rogar por su salud, sino como agradecimiento. Es importante que tú no pidas, sino que agradezcas. La fe te hace cambiar radicalmente la postura, te hace entender de otra forma la vida y mejorar poco a poco con todos aquellos que te rodean.

Yo me quedo con los agradecimientos: a Nuestro Padre Jesús, cuando llega el día del Besapié y en la salida mirándolo a los ojos, ésa es la mirada más importante, en la que Él me responde: Ya estás aquí, a ver cómo te portas, y a la que añado: Gracias a Ti estoy aquí”.

Este año quiero expresar mis gracias por estar aquí contándolo, por hacerle caso a mi madre, a mis hermanos, a mi mujer y a mi familia, por permitirme que un año más pueda vivirlo desde dentro, aunque sea para mí solo, eso se graba en el alma, en el corazón y en cada uno de vosotros, es vuestra radio y pantalla particular, lo veis como sólo vosotros lo podéis ver, eso es lo que quiero dejar, y voy a terminar, mirad a Padre Jesús, mirad a su Madre de los Dolores, y sólo os pido una cosa: Dadle las gracias.

 

 

ANTIGUA Y VENERABLE HERMANDAD DE  NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO

Y NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES.

 

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